Estudios epidemiológicos, teóricos y clínicos han mostrado la frecuente asociación entre ansiedad y depresión hasta el punto que, aunque generalmente se reconocen como fenómenos Estudios epidemiológicos, teóricos y clínicos han mostrado la frecuente asociación entre ansiedad y depresión hasta el punto que, aunque generalmente se reconocen como fenómenos diferentes, algunos han considerado que ambas forman un continuum del fenómeno afectivo. Las aproximaciones psicoanalíticas a la depresión han señalado factores constitucionales y ambientales que dificultan la integración del yo. Por otra parte, se ha planteado que los depresivos han estado sometidos a intenso stress, volviéndose maladaptativos sus sistemas reguladores porque producen un exceso o un defecto en sus funciones. Se plantea que las ansiedades paranoides y depresivas ante las pérdidas y necesidades amorosas insatisfechas - por una combinación variable, y a veces directamente proporcional, de frustraciones y requerimientos constitucionales excesivos - así como los mecanismos de defensa correlacionados con estas, conducen a una tensión más o menos permanente que genera un estado de desesperanza y agotamiento, tanto psíquico como fisiológico, que se manifiesta como depresión.